Una guía, en video y texto, para tu reflexión de hoy.
Del santo evangelio según san Marcos 10, 28-31
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:
«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús dijo:
«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».
Reflexión
El texto del Evangelio de hoy nos permite ver cinco componentes de la vida cristiana.
1. Deben existir renuncias. Dice Pedro: «Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Luego, para seguir el camino del bien es necesario vencer las tentaciones y renunciar a los caminos fáciles de la vida que conducen al pecado.
2. Hay abundancia de bienes. Es la promesa de Jesús cuando dice «quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más…» Luego, si, con la gracia de Dios, perseveramos en el bien y somos capaces del mayor esfuerzo para vencer la tentación y negarnos a las seducciones del mal, el fruto será abundante y vendrá la recompensa de la Vida eterna.
3. En la vida cristiana habrá persecuciones. Es esta una advertencia de Jesús que se hace realidad puesto que, en la medida en que resistimos al mal y perseveramos en la siembra del Evangelio, vendrá también el ataque y la represalia de aquellos que se lucran y benefician de la expansión del mal en el mundo, aquellos para quienes la fe cristiana constituye un estorbo y obstaculiza sus propósitos de instaurar la cultura de la muerte y la perversión.
4. Podrá existir el martirio. En muchos casos, la persecución, de la que nos habla Cristo en este pesaje del Evangelio, ha llevado y, seguirá llevando a muchos de sus seguidores al martirio, pero, para el verdadero cristiano, la entrega ha de ser plena y esto implica llegar a dar incluso la propia vida por Cristo y por el Evangelio.
5. Habrá la Gloria del Paraíso la verdadera recompensa que es la alegría de la Vida eterna. Es la promesa de Aquel que ha venido del Padre, ha triunfado sobre la enfermedad, sobre el pecado y ha vencido a la muerte para darnos en Él la esperanza de una vida eterna y gozosa en el Reino de los cielos.
Mary F.S. CDV