Ser un padre o una madre ejemplar no significa que nunca te equivoques, sino que sepas reconocerlo.
Los padres deben recordar siempre que los hijos aprenden lo que ven, no lo que escuchan.
Es muy probable que en algún momento, tu pareja y tú se hayan preguntado, ¿cómo podemos ser padres ejemplares? Y si eres soltera (o), ser madre o padre ejemplar no depende de estar o no en pareja.
Se trata de ser un ejemplo a seguir y se basa en la determinación que tengas para proveer buenos ejemplos a tus hijos. Los hechos hablan por sí solos, recuerda: los niños aprenden lo que ven. El amor y el respeto no pueden ser comprados, y darle a tu hijo todo lo que pide, no es ser un padre ejemplar, mucho menos responsable.
¿Cuáles son las características de un padre ejemplar?
El padre ejemplar exhibe respeto al darle su lugar a su pareja y a sus hijos. Acepta que no todos son iguales, y valora la individualidad. La sabiduría del padre ejemplar reconoce que todos tienen derecho a tener su opinión, aunque no esté de acuerdo con ella. La dignidad con la cual se trata a los demás cala muy profundo en la memoria del que lo observa.
Las demostraciones de afecto en las relaciones paterno filiales son muy importantes ya que fortalecen la autoestima de las personas involucradas, especialmente la de los niños. La ternura y paciencia deben imperar en las buenas y en las malas. Es de humanos equivocarse, pero de sabios rectificar sin temer hacerlo.
¿Cuáles son los obstáculos?
La sociedad moderna muchas veces dificulta que se cultiven las cualidades ejemplares de los padres, ya que ésta nace del materialismo. Hay mucha presión para ser y tener lo mismo o más que los demás, sin pensar en las consecuencias.
La mala conducta con tu pareja, las mentiras, el adulterio, el abandono del hogar, el uso de drogas y alcohol son barreras que dificultan alcanzar ser un padre ejemplar. La violencia y los malos ejemplos destruyen la confianza en los niños causando temores y retraimiento. Como consecuencia, los niños exhiben conductas de rebeldía y agresividad hacía los padres.
¡La buena noticia!
Nunca es tarde para cambiar, los padres ejemplares reconocen sus errores y nunca son esclavos del orgullo. Para el bien de tu familia, es imperativo que suspendas los malos ejemplos, admitas tus errores con dignidad y digas la verdad sin importar las consecuencias.
Háblales a tus hijos con honestidad, muéstrales que un buen ser humano está compuesto de defectos y virtudes. La más grande de estas virtudes es la habilidad de poder comprender una situación cuando no está correcta y rectificarla.
Siempre ten presente que cada momento que vives con tus hijos es único y no se volverá a repetir. La vida es corta y la debemos vivir a plenitud teniendo en cuenta que cada día vivido será parte del legado que le dejamos a nuestros hijos, el cual trascenderá generaciones. ¿Cómo te gustaría ser recordado?