CUÁNDO ARRIESGARSE:
Asumir riegos es necesario si queremos enriquecer nuestras vidas y sacar el mayor partido de ellas. Si nos quedamos en una situación conocida y previsible, no nos estaremos exponiendo a la posibilidad del fracaso o a que las cosas salgan mal, pero todo seguirá igual año tras año. Si estamos satisfechos con nuestra vidas tan y como están, eso no supone ningún problema, pero si no lo estamos, entonces puede ser preferible arriesgarse a dar ese salto temido y deseado a la vez.
Definir claramente tus metas
El primer paso antes de asumir ningún riesgo consiste en tener claro cuál es la meta que deseas alcanzar. No tiene mucho sentido asumir un riesgo para alcanzar algo que realmente no valoras o deseas. Por tanto, has de ser capaz de expresar con claridad qué es lo que deseas conseguir exactamente. No te propongas metas demasiado ambiguas. Por ejemplo, si dices que lo que quieres es cambiar de vida, debes especificar más, tener claro en qué quieres que consistan esos cambios exactamente y definir tu meta de la manera más específica posible.
Después, analiza todos los resultados posibles, tanto positivos como negativos, y trata de calcular qué probabilidad existe de que suceda cada uno de ellos. Para hacer esto, pregúntate: ¿qué probabilidades hay de que esto suceda? Si sucede, ¿tiene solución? ¿Qué podría hacer para solucionarlo? ¿Puedo prevenir que suceda? Si es así, ¿qué puedo hacer para evitar que esto suceda?
Reunir información
Reunir información es otro paso importante del proceso, porque te ayudará a responder a algunas de estas preguntas. Si, por ejemplo, estás pensando en montar tu propio negocio, tendrás que empezar por informarte de todos los pasos necesarios, tal vez asesorándote en alguna entidad especializada en trámites administrativos, teniendo claro el mercado etc.
Tienes que tener cuidado con no cometer el error de esperar saberlo todo y controlarlo todo, pues esto es imposible y solo servirá para bloquearte y no hacer nada. La mayoría de las decisiones que tomamos en nuestras vidas están basadas en información imperfecta e incompleta. A veces, el exceso de información no aporta nada nuevo y solo sirve para crear confusión. Es decir, siempre habrá cierto grado de riesgo que deberás asumir, por eso es importante basarte en probabilidades. No puedes leer el futuro ni saber si va a suceder o no tal o cual cosa, pero sí puedes hacer un cálculo de probabilidades y saber si es o no probable que suceda.
Una vez que has evaluado el riesgo y has decidido ponerte en marcha…
Céntrate en lo que quieres conseguir y visualiza como esperas que sea tu vida una vez conseguido: cómo te sentirás, cómo cambiará tu vida, etc. Esto te ayudará a tener claro por qué quieres seguir adelante y asumir ese riesgo. Además, hace que te centres en lo positivo. A menudo, la gente se centra en lo negativo, en lo que puede salir mal o en los problemas que se puede encontrar, y se olvida de lo que puede salir bien y de lo que puede conseguir al seguir adelante. Según un estudio, cuando las personas se centran en por qué quieren conseguir algo, tienen más probabilidades de conseguirlo que cuando se centran exclusivamente en cómo conseguirlo. Esto es así porque al centrarse en el porqué, son capaces de tener una mente más abierta y ver oportunidades y formas diferentes de alcanzar su meta, que si se centran de manera rígida en un único camino a seguir y en que deben seguirlo.
Analiza cuáles son los problemas y obstáculos que te vas a encontrar en el camino: ¿Qué se interpone entre tú y la meta que de deseas alcanzar? Pueden ser obstáculos materiales (como falta de dinero, necesidad de disponer un vehículo), psicológicos (como miedo, inseguridad, falta de confianza) o de otro tipo, como falta de tiempo. Una vez que conoces todos los obstáculos, has de empezar a buscar soluciones para casa uno de ellos.
El siguiente paso es empezar: En algún momento tienes que dejar de pensar y empezar a actuar. De lo contrario, corres el riesgo de quedarte en el mundo de los sueños para siempre. Céntrate en el primer paso que tienes que dar, y adelante. Por ejemplo, si el primer paso para iniciar un negocio consiste en alquilar un local, comienza a buscar locales y preguntar precios. Si el primer paso consiste en buscar financiación, empieza a ir a los bancos a informarte. Trata de dar un paso hacia tu meta cada día, aunque sea pequeño.
No tengas miedo de los pequeños fracasos: A veces, el camino hacia el éxito conlleva algunos fracasos menores, pero eso no significa que no vayas a lograrlo, tan solo significa que puede costarte un poco más o que vas a tardar algo más de lo previsto, o que ha surgido un obstáculo imprevisto que debes solucionar para poder seguir adelante.
Sé flexible: A veces es necesario hacer modificaciones en el plan que habías hecho al principio. Es normal que, conforme avanzas, tengas que hacer algún ajuste. También puede suceder que surja algo que no habías tenido en cuenta y que hace que el riesgo sea mayor; En ese caso, vuelve a analizar la situación como hiciste al principio y busca soluciones para los nuevos obstáculos.