Esperanza que Brota del Corazón Humilde
El tronco de Jesé, que representaba la fidelidad de Dios a su pueblo, parecía haberse marchitado con la caída del reino y el destierro a Babilonia. En esos momentos de desolación, cuando todo parecía perdido y la promesa de un reino eterno se desvanecía, surge la esperanza de Isaías: “saldrá un brote del tronco de Jesé, un retoño brotará de sus raíces”. Este pequeño renuevo, aparentemente insignificante, es el principio de un nuevo comienzo, una señal de que, aunque todo parece acabar, Dios nunca abandona a su pueblo. Esa promesa se cumple en Jesús, el verdadero sucesor del trono de David, quien trae la salvación de manera humilde y discreta.
En el Evangelio de hoy, Jesús, lleno de la alegría del Espíritu Santo, nos muestra cómo el Reino de Dios no se revela a los sabios y poderosos, sino a los sencillos y humildes. Los grandes del mundo buscan poder y gloria, pero el Reino se revela en lo pequeño, en lo humilde, en los gestos sencillos de amor y compasión. Jesús nos invita a mirar con los ojos del corazón, a descubrir la presencia de Dios en las cosas cotidianas y a abrirnos al Reino que ya está entre nosotros, pero que solo los humildes pueden reconocer.
Así, el Reino de Dios no se impone, no se conquista a través de la fuerza, sino que se acoge con el corazón abierto, dispuesto a vivir la verdadera humildad y amor. Los sencillos, que han experimentado la fragilidad de la vida, son los que entienden el verdadero lenguaje del Reino: el lenguaje del servicio, la misericordia y la esperanza.
Plegaria para hoy
Señor, te damos gracias por tu fidelidad inquebrantable, por mantener viva la esperanza incluso cuando todo parece perdido. Te pedimos que nos ayudes a reconocer tu Reino en las pequeñas cosas de la vida, en los gestos sencillos de amor y en la humildad del corazón. Abre nuestros ojos para que, como los pequeños y humildes, podamos ver tu presencia en lo que a menudo pasamos por alto. Que tu Espíritu nos llene de alegría y nos guíe para vivir el Reino en cada uno de nuestros días. Amén.
Marynela Florido S.
Equipo de redacción