El estrés de la vida diaria, los problemas normales de la vida, las enfermedades y hasta nuestra propia actitud pueden hacer que nos volvamos negativos y pesimistas, agravando así la situación en un círculo vicioso.
Por esto, debemos esforzarnos constantemente por cultivar el optimismo y la energía positiva. Pero cómo hacerlo? Aquí hay algunas ideas.
Empiece el día con gratitud. La gratitud es una práctica que no sólo nos pone de buen humor al recordarnos las bendiciones con que gozamos, sino que también energéticamente atrae cosas buenas a nuestra vida. Hagamos entonces el esfuerzo de reconocer la fortuna que nos sonríe. Gracias por tener comida sobre la mesa, gracias por compartir con nuestros seres amados, gracias por tener el tiempo de reunirnos, gracias por ser libres y estar a salvo, gracias por tener amigos y familia que nos apoyan y acompañan, gracias por nuestras mascotas que nos roban sonrisas… gracias, gracias, gracias. Más allá de una oración de agradecimiento de rutina, identifiquemos en nuestra vida aquello de lo cual podemos sentirnos agradecidos. También es importante implementar rituales de gratitud para nuestros pequeños para que crezcan concentrados en la gratitud.
No niegue lo negativo. Muchas veces pecamos de positivismo falso. ¿En qué consiste esto? En creer que si negamos la existencia de lo negativo o no procesamos los problemas o dolores, estamos practicando una vida positiva. Lo que hacemos en realidad al negar que exista un polo negativo en todo lo que habita, es no aprender la lección y no limpiar el campo energético que atrajo lo negativo. Cada suceso en nuestra vida trae consigo una lección – quizás sea una lección que no queremos aprender o que nos duele aceptar, pero una lección al fin y al cabo. Al negarnos la posibilidad de aprender, creamos la necesidad de que el universo manifieste otro evento similar… y así seguimos hasta que reconozcamos la lección. La creencia de que pensar o forzarnos a pensar que todo es lindo y color rosa es espiritualidad, es superficial y contraproducente. Espiritualidad no quiere decir hablar suave, decir que todo está bien y sonreír a cada momento. Espiritualidad implica ver más allá de nosotros mismos, conectarnos con nuestro propósito superior, superar las lecciones que vinimos a aprender y honrar también lo negativo y doloroso, que es parte de nuestra existencia. Si tiene dolor, vívalo a plenitud, procéselo y aprenda de él. Así podrá seguir adelante y recibir lo positivo también.
Dedique 10 minutos a la meditación. La meditación es una práctica importante que nos ayuda a desintoxicar nuestra mente y alma de la polución normal que viene con la vida diaria. Además regenera el cuerpo y nos ayuda a concentrar la energía de manera creativa. Dedique al menos 10 minutos diarios a meditar – le descansará, revitalizará y abrirá a la experiencia espiritual.
Dedique 4 minutos a la oración. La oración es una comunicación personal y significativa con el ser superior. Este ser superior puede ser su Dios o la parte espiritual de usted mismo. La oración nos ayuda a poner en palabras nuestros propósitos y pesares y a declarar lo que queremos manifestar y ahuyentar en nuestras vidas. Nos ayuda también a tomarnos un momento para celebrar nuestra divinidad o la divinidad en el universo, lo que a su vez atrae y manifiesta cosas hermosas en nuestra vida y aún más importante, nos pone en contacto con nuestro propósito espiritual.
Procese el resentimiento. Nada que nos haga más infelices y negativos que el rencor y resentimiento. Es concentrar nuestra energía en sentimientos y pensamientos bajos, teniendo la oportunidad de aprovecharla para crear y manifestar cosas positivas. Desde el punto de vista energético, el resentimiento nos opaca el aura, lo que se traduce en estados anímicos depresivos, enfermedad y lo que llamamos mala suerte. El rencor y resentimiento es como querer envenenar a alguien más cuando el veneno nos lo tomamos nosotros. Nos hiere sólo a nosotros mismos. Así que procese este sentimiento y despídalo de su vida.
No sude las cosas pequeñas. La perspectiva es un regalo realmente especial que pocos aprovechamos. Es ubicarnos mental y espiritualmente en el gran esquema del Universo. Nos enseña humildad, paciencia y nos provee con sabiduría. Para llevar una vida positiva, debemos cultivar la perspectiva, escoger nuestras batallas y dejar ir aquello que realmente no vale la pena conservar. No se amargue con cosas minúsculas – si tienen solución, entonces ¿para qué se preocupa? Y si no tienen solución, entonces ¿para qué se preocupa o amarga? Igual no podrá remediarlo.